Ya lo sabemos, queremos tanto a nuestros animales que tendemos a consentirlos, regalonearnos y hasta tratarlo como a nuestros hijos. Pero, ¿es esto algo negativo? ¿Será que ya no le puedo poner ese abrigo tan calentito cuando haga frío?

En este artículo, te contamos lo que dice la evidencia y la etología animal al respecto de la humanización, para que puedas entender cómo afecta a tu perro/gato y relacionarte con él de una manera saludable.

En estricto rigor, la humanización significa otorgar cualidades humanas a seres que no son humanos. Ejemplos de este tipo de relación con nuestros animales sería: tratarlos como si entendieran cosas de humanos (y cosas que no les hemos enseñado) o darles comida hecha para humanos sin tomar en cuenta sus necesidades nutricionales.

Evita la humanización con estas cuatro ideas

El problema de la humanización en perros y gatos, es que implica pasar por alto su naturaleza canina y gatuna, imponiendo conductas o hábitos humanos que pueden no ser compatibles con ellos.

Para enfrentar esto, es sumamente importante reconocer los errores en que incurrimos como tutores a la hora de vincularnos con ellos. Podemos encuadrar la humanización de animales de compañía en en tres principios:

Los animales no entienden al pie de la letra lo que le comunicamos

Una señal de humanización es no reconocer que nuestros animales se comunican y entienden el mundo de manera diferente.

No podemos esperar que responda y comprenda lo que hacemos o lo que le decimos al igual que un humano, mucho menos si no le enseñamos de forma amable.

Un muy buen ejemplo de lo que hacemos ocurre al momento de abrazarlos. Para nosotros es un gesto de afecto, pero ellos pueden sentirlo como una invasión a su espacio personal y provocarles mucha incomodidad.

Los animales no se expresan ni reaccionan como nosotros

Muy relacionado a lo anterior, está en que los animales no usan los mismos gestos ni expresiones para comunicar sus emociones y sensaciones.

Es clave aprender a reconocer las señales de incomodidad, disgustos, miedo y ansiedad por parte de ellos, para fomentar una comunicación sana con ellos.

Un caso representativo es la sonrisa: para nosotros mostrar los dientes demuestra alegría, mientras que para perros y gatos este simple gesto puede ser una advertencia de que quieren que te alejes.

Los animales no tienen las mismas necesidades físicas y emocionales que los humanos

Otro rasgo importante de la humanización es asumir que las necesidades físicas y emocionales de tu perro o gato son iguales que las tuyas, por ejemplo, al darle alimentos que comerías tú sin pensar en que sus organismos son distintos.

No todos los alimentos que nos hacen bien y disfrutamos como seres humanos, son adecuados para ellos. La cebolla, el ajo y el chocolate, son algunos de los ingredientes que no pueden estar en el alimento de tu animal de compañía. Y alimentarlos únicamente con comida humana, puede generar daños a su salud.

En cuanto a otras necesidades, los gatos, por ejemplo, llevan en su naturaleza felina el rascar objetos. Es parte de su comportamiento natural. En ese caso, es importante que no lo retes por esas conductas. En vez de eso, hay que proveer a tus gatitos de rascadores y elementos que puedan rasgar sin problemas.

Pero los gatos son diferentes a los perros, ellos se pueden cuidar solos

Este es otro mito recurrente de los tutores de animales. Muchos asumen que los gatos son más independientes que los perros, y por lo tanto, pueden valerse mejor por sí mismos. Sin embargo, los gatos requieren de atención y cuidado especial de la misma manera que los perros.

La mayoría de los gatos, por ejemplo, le temen a las experiencias nuevas, tales como presentar nuevos integrantes gatunos. Así que hacer esto de manera repentina tiene una alta probabilidad de generar malestar y estrés. A los gatos hay que darles tiempo y espacio cuando se enfrentan a nuevas experiencias.

Conclusiones

Así que ya lo sabes. Humanizar significa pasar por alto las necesidades de tus animales de compañía, irrespetando sus límites y pensando que ellos entienden, sienten y se comunican de la misma manera que nosotros.

La mejor forma de corregir esto es educándose respecto a sus lenguajes, sus formas de reaccionar y prestarles atención cuando interactuamos con ellos. Con estos consejos, estarás preparad@ para un vínculo más amable y cariñoso con tu animal. 

Y ten por seguro que ponerle un polerón o capita, con la que se sienten cómodos en días de frío o que duerman en la cama contigo, ¡no es humanizar!

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